Los carnavales de Lanz son una herencia directa del medievo en la que se mezclan elementos de las saturnales romanas y de las bacanales griegas. No está de más saber que todas las culturas marcan el paso del tiempo con algún tipo de fiesta. El Carnaval es la fiesta en la que se escapa al frío y poco expansivo invierno con el desenfreno del mundo al revés, cuando la primavera aún está lejos. Es la despedida de los placeres ante la llegada de la Cuaresma, antaño tiempo de penitencia y mortificaciones. Durante la Cuaresma se prohíbe la carne, y la virtud oficial reina en la vida cotidiana.
Ese hecho generaba un tiempo de excesos alimenticios y sexuales ante la escasez que se avecinaba. Durante los días en los que se enfrentaban Don Carnal y Doña Cuaresma, todo estaba permitido, liberándose instintos y actitudes prohibidas el resto del año. La gente se cambiaba de sexo, se burlaban del poder y de la autoridad y el mundo caminaba al revés. Las fiestas a menudo tenían una moraleja, permitiéndose a un personaje cometer excesos durante unos días, para terminar apaleado y muerto como ejemplo del triunfo del bien sobre el mal.